¿Nadaremos en petróleo?

Justo cuando pensábamos que el Mexican moment de las reformas estructurales se estaba esfumando y que nuestro país podría caer de nuevo en una espiral de estancamiento económico con violencia y pobreza, aterrizó en México el economista en jefe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol. ¿Cuál fue su mensaje? Que en el año 2025, México podrá ver niveles de producción petrolera de 4 millones de barriles por día (b/d), lo que incorporará 300 mil millones de dólares de ingresos a la economía mexicana en los próximos años.

El prodigio planteado por Birol en días pasados supera por mucho a los vaticinios de las autoridades mexicanas, quienes, al ver la caída reciente de la producción mexicana a 2.3 millones de b/d, habían matizado su optimismo y decían que con la Reforma Energética se podrá revertir la tendencia negativa y recuperar un nivel de 3 millones de b/d.

Es imposible no recordar el discurso lopezportillista, que exageró las cifras de reservas y el pronóstico petrolero del país como anzuelo para la inversión. En 1982, se informó que México administraría la abundancia gracias a 72 mil millones de barriles de reservas probadas. Años después, el Ing. Jorge Díaz Serrano admitió que esa cifra fue avalada no por los ingenieros, sino por los banqueros. Finalmente, a fines de los 90, Pemex “reclasificó” la mayor parte de esas reservas “probadas” en probables y posibles y agregó vastos “recursos prospectivos”, cuya presencia “se infiere”, pero no se comprueba. Todo eso ha contribuido a mantener el espejismo de un inmenso potencial.

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¿Realmente hay tal abundancia? Todo indica que no, al menos hoy día, después del agotamiento de Cantarell y de otros yacimientos gigantes. Hoy tenemos 13.9 mil millones de barriles de reservas probadas, nada excepcional a nivel global y concentradas en las cuencas del sureste.

Nuestras autoridades sostienen que el desplome del precio del petróleo no afectará la Reforma y que la inversión en la industria petrolera se determina por el precio en el largo plazo, no por altibajos del precio en el corto plazo. Va la Ronda Uno y se observa apetito para las inversiones, dicen.

Sin duda, muchas compañías muestran interés y precalificarán en la Ronda Uno, pero es probable que ya estén viendo que los primeros bloques ofertados no tienen una geología tan prolífica y que las mejores áreas son las que se dieron a Pemex en la Ronda Cero. Si es así, habrá que ver si las mejores compañías –y no sólo las más especulativas– van a entregar ofertas en licitaciones que no parecen reflejar las mejores prácticas globales.

La opinión de Fatih Birol sobre el petróleo mexicano es poco congruente con otros aspectos de la World Energy Outlook 2014 –un documento de referencia para la industria energética global– que él vino a México a presentar. Él destacó que la demanda mundial de petróleo ya casi no crece y se está frenando gracias a los esfuerzos de eficiencia energética, sobre todo, porque los vehículos y los camiones son cada día más eficientes.También comentó que la Conferencia de las Partes (COP21) de París en diciembre próximo “podría ser nuestra última oportunidad” si queremos limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y tener un planeta sustentable. Siendo así, ¿cómo justificar tratar de casi duplicar la producción petrolera en México? ¿A quiénes se lo vendemos? ¿A poco la AIE ve un México más petrolizado dentro de un mundo con menos fósiles y más sustentable?

Si queremos el bien de México y del planeta, nos debería preocupar que el Senado de la República haya omitido aprobar el dictamen de la Ley de Transición Energética y la haya dejado entre los pendientes para la próxima Legislatura. La LTE sustituiría a las leyes existentes en materia de sustentabilidad y energía limpia, mismas que ya están desfasadas frente a las nuevas leyes de la Reforma Energética y a la creación del mercado eléctrico. Por desgracia, nos fascina el petróleo, pero nos inquieta poco que el nuevo andamiaje jurídico de la Reforma haya quedado incompleto en el aspecto de la transición a energía limpia.